Hipotiroidismo. Puede ser un factor agravante de la agresividad, por lo que resulta conveniente realizar una determinación de los niveles de T4 y TSH, con objeto de saber si efectivamente la conducta del perro obedece a una combinación de miedo e hipotiroidismo (Manteca, 2003).
Agresividad por dominancia. Algunos perros muestran posturas de agresividad defensiva, en vez de ofensiva, pero en contextos de agresividad competitiva. Esto puede resultar contradictorio, pero se explica en la no consistencia del propietario en su relación jerárquica con el animal, es decir, en algunas ocasiones se muestra como dominante y otras como subordinado en un mismo contexto, consiguiendo confundir al perro, que no sabe cómo tiene que comportarse y reacciona al mismo tiempo con posturas de sumisión y dominancia. Incluso puede mostrarse como dominante unas veces y subordinado otras, ya que las relaciones de dominancia no son absolutas.
Agresividad territorial. Esta agresividad se da hacia personas desconocidas que entran en el territorio del animal -la casa en la que viven, el coche en el que van, etc.- y la postura del animal es ofensiva. Pero si estamos ante un perro estresado, miedoso, inseguro y que no esté equilibrado, lo anterior no se cumplirá ya que defendiendo el territorio el perro mostrará un lenguaje corporal defensivo. |